SOY POETA CLORINDENSE
Nací poeta desde el vientre materno,
al norte del país Argento.
Escribo versos a orillas
del majestuoso río Pilcomayo de indomable aguas.
Observo a lo lejos la nación de las valientes mujeres guaraníes.
El soberano sol dorado broncea mi piel trigueña.
Brotan palabras danzantes en la mente colmados de vivos versos
Escribo con la tinta infinita de la pasión de poeta.
Surge la inspiración al escuchar las voces de las encantadoras musas
en la solitaria habitación donde me invaden las recuerdos del pasado.
Las poderosos versos son como dagas de acero que hieren
en lo más profundo del alma.
Aparece del universo creativo
de emociones, sentimientos y sensaciones.
que dan vida en un hoja de papel que se convierte en el perfecto confidente en el acto poético.
Una ofrenda al lector que escudriña el sublime sentimiento,
el amor a las bellas letras que habita en mi corazón alado.
Soy un poeta clorindense,
soy hijo nacido en esta bendecida tierra formoseña.
Los frondosos árboles de Tayi nos regalan bellas flores, rosadas, amarillas y blancas.
El paisaje de palmerales Yatay que adornan los amaneceres del litoral.
Las calles, plazas y casas colmadas de añoranzas, mitos y leyendas,
El Yacy Yateré, el duende de la siesta de rubios cabellos y silbido de pájaro que atrae a los niños traviesos.
El Karaí Pyhare, el señor de la noche
Le ofrendan, tabaco, miel y caña.
El Luisón, perro grande y ojos rojos que devora la carne de los muertos.
El Sátiro, un desconocido hombre
que ataca a las mujeres en la cómplice noche oscura.
Las pandorgas, rayuelas, bolitas y trompos multicolores,
memorias alegres de la niñez.
Las infinitas estrellas y la reina luna plateada me acompañan en las noches de nostalgia.
En primavera se percibe el perfume de los frutos de mangos, guayabas y mamones
me envuelve y queda impregnado
en la nariz.
El deseo apasionado de escribir poemas,
es como la frescura del rocío matinal que se posa en los verdes pastos.
Es como saciar la garganta seca
con agua fresca del aljibe.
Es como contemplar el último crepúsculo del atardecer que se pierde en el horizonte.
Es como sentir la suave caricia de la brisa estival al rozagante rostro.
Soy un poeta de sutiles y profundos versos que no conocen
los hombres y mujeres impasibles atrapados en el mundo gélido.
Soy poeta clorindense,
Que nunca morirá
en una gris lápida del olvido
de un poeta sin nombre ni destino.
Autor: Felipe Armando González
República Argentina-provincia de Formosa-Clorinda
Felipe Armando González, nacido en la ciudad de Clorinda, Formosa, el 23 de agosto de 1.973, edad de 48 años. Es Maestro de Capacitación Laboral de Instalaciones Eléctricas Domiciliarias, Profesor en Historia en la Modalidad de Educación en Contextos de Encierro: Educación Permanente de Jóvenes y Adultos, Gestor Cultural