El Profesorado de Ingles perteneciente al Instituto Superior de Formación Docente Continua y Técnica “Félix Atilio Cabrera”, comprometido con la enseñanza del Idioma Inglés, en un deseo de impulsar acciones que desarrollen la cultura, el compromiso y el aprendizaje promovió el desarrollo del I Concurso de Escritura de cuentos y leyendas locales en inglés durante el ciclo lectivo 2020.
Las políticas educativas de nuestra provincia hacen referencia al “crecimiento de nuestra sociedad y de su capital cultural superador de brechas sociales” y son las instituciones educativas las responsables de continuar en la gran misión de formar recursos humanos competentes que sepan transmitir nuestra identidad cultural, crear conciencia de pertenencia a nuestro terruño provincial, comprometidos en el desarrollo integral de nuestra cultura, formando jóvenes creativos en el marco de las políticas educativas de la Provincia de Formosa. Este proyecto, vino a dar respuesta a estos lineamientos provinciales ya que desde nuestra experiencia en la enseñanza de este idioma, comprobamos que una de las áreas más destacadas y a la vez más abandonada por las personas que aprenden una lengua extranjera es la escritura de cuentos, relatos, crónicas, artículos o ensayos.
Desde el Profesorado de inglés vemos necesario crear un espacio donde los Jóvenes estudiantes de las escuelas secundarias, de los profesorados de inglés, así como también los profesores de este idioma de la Provincia de Formosa, se sienten invitados a desplegar su creatividad desarrollando distintos tipos de historias, cuentos relatos, etc. Donde sus personajes, cobren vida y sus historias se hagan papel. Como es sabido el contacto con la literatura y con ese mundo gozoso y placentero hace posible realizar el despliegue de la narrativa, con personajes bien definidos, donde la realidad y la fantasía se entremezclan y juegan.
Agradecemos profundamente a la Subsecretaria de Cultura del Ministerio de Cultura y Educación por haber apoyado e impulsado esa propuesta cultural. Destacando que en estos momentos se encuentra en desarrollo el II Concurso de Escritura de cuentos y leyendas locales en inglés 2021.
Marcos y the Yasí Yateré
Marcos Sebastián Bobadilla
Érase una vez Marcos, un niño alegre de siete años, que salió de su habitación recién pintada y comenzó a jugar solo en patio espacioso de su modesta casa de tres habitaciones cuando algo extraño de repente le ocurrió a él en una tarde fría y ventosa a mediados de invierno.
Marcos vivía con sus padres y sus tres hermanos en un pequeño pueblo llamado Riacho He-Hé situado en la provincia de Formosa, en el noreste de Argentina. Marcos era un niño testarudo y travieso quien siempre encontraba la manera de escaparse de su habitación sin ventanas mientras todos estaban durmiendo durante la hora de la “siesta”.
Todos los días Marcos solía tomar una siesta con su mamá después del almuerzo. La siesta era sagrada para sus padres, especialmente para su mamá. Su mamá siempre le decía que no juegue afuera durante la hora de la siesta porque el “Yasí Yateré” aparecería y lo arrebataría. Su mamá le decía que éste era un pequeño duende de la mitología guaraní. Era como un nenito rubio que imitaba voces humanas y se enojaba con los niños desobedientes a quienes él los arrebataba. Marcos, como siempre, ignoraba esa leyenda guaraní. Él pensaba que su mamá solo quería asustarlo de alguna manera u otra. A pesar de esto, de vez en cuando ella lograba convencerlo para que tome una siesta prometiéndole que le compraría dulces después.
En el patio, debajo de una gigante planta de mango, a Marcos le encantaba jugar con sus “bolitas”, bolitas de vidrio con las cuales los niños, igual a él, solían jugar. Como todos sus amigos no podían salir a jugar a la hora de la siesta porque sus padres no les permitían hacerlo, él jugaba solo afuera. Él tenía una botella de plástico grande en la cual él guardaba sus bolitas de vidrio hechas de distintos colores y tamaños. Marcos los adoraba muchísimo.
Una siesta su papá acostó a sus hermanos en una habitación y su mamá le acostó a él en otra habitación y todos comenzaron a dormir. Sin embargo, la mamá de Marcos no notó que él estaba fingiendo que estaba durmiendo. Cuando él se dio cuenta que su mamá estaba durmiendo profundamente, él inmediatamente se decidió y se escapó silenciosamente. Él salió de la cama, se arrodilló y gateó por el piso hasta que él finalmente alcanzó la puerta de madera cerrada. La llave estaba en una mesa vieja cuadrada de madera a lado de la puerta. Él tomó la llave, abrió la puerta cuidadosamente y salió. Después, en su camino hacia el patio él tomó cinco bolitas de la botella.
Marcos estaba jugando felizmente con sus bolitas en el patio. Todo marchaba sobre ruedas hasta que él perdió una de ellas. Él perdió justamente la que él adoraba más. Él examinó el suelo toneladas de veces. No lo veía en ninguna parte. Aunque él había estado buscándola incesantemente por una hora más o menos, él no consiguió encontrarla en ninguna parte. A raíz de eso, él se desesperó y se sintió mal. Para empeorar las cosas, su mamá se estaba por despertar en algunos minutos. Todos los días su mamá solía despertarse a las 4 p.m. en el invierno porque en ese momento ella freía “bollitos”, bollos dulces, y los untaba con “dulce de leche”, un tipo de dulce untable de caramelo con leche. Su mamá los vendía a los vecinos a quienes les gustaba tomar “mate” en las tardes friolentas.
Eran casi las 4 p.m. Marcos todavía seguía buscando su bolita preferida cuando él escuchó una voz familiar en el calor del momento. Él pensó que su mamá lo estaba llamando. Asustado, él tomó sus cuatro bolitas y fue a la cama de inmediato. Marcos suspiró profundamente, abrió la puerta y entró a la habitación. Luego, él colocó la llave sobre la mesa, se arrodilló y comenzó a gatear hasta que se subió a la cama. Su mamá estaba durmiendo tan profundamente que ella no escuchó el ruido molesto que la puerta hizo al cerrarse. Para su mayor sorpresa, él encontró su bolita preferida en la mano derecha de su mamá. Él se puso terriblemente pálido y comenzó a temblar como una hoja. Él no podía creer lo que había visto.
“La bolita que perdí”, susurró.
Algunos minutos más tarde su mamá bostezó y abrió solo su ojo derecho porque ella aún se sentía bastante soñolienta. Repentinamente, ella sintió que alguien estaba temblando. Luego, ella se despertó y se dio cuenta que Marcos estaba temblando a lado de ella.
“¿Estás bien?”, ella murmuró preocupada. “Estás temblando, Marcos. ¿Tenés fiebre? Dejame ver”. Luego, su mamá tocó la frente de Marcos.
“Mamá, ¿es cierta la leyenda del Yasí Yateré?”, él preguntó con una voz suave y ronca.
“¡Oh, Marcos! No seas tonto. Vos me creíste, ¿verdad?”, su mamá continuó. “Yo siempre te cuento esto porque quiero dormir después del almuerzo y yo no quiero que algo malo te pase cuando no estoy cerca de vos. Mi mamá siempre me hablaba sobre esta leyenda porque de esta forma ella me convencía para que tome una siesta con ella. ¿Por qué me estás haciendo esta pregunta?”
“Escuché que me llamabas pero vos estabas durmiendo profundamente. ¡Escuché tu voz, mamá!”, Marcos dijo.
“Capaz estabas soñando, Marcos”, su mamá agregó y sonrió.
“Perdí mi bolita preferida mientras estaba jugando en el patio. Pero luego apareció en la palma de tu mano. Creas o no, yo pensé que el Yasí Yateré, de repente, lo arrebató y lo puso en tu mano derecha”, Marcos reclamó.
Después de apenas haber escuchado la última palabra salir de la boca de Marcos, ella se puso extremadamente furiosa porque su hijo la desobedeció. “¿Te bajaste de la cama y saliste de la pieza, Marcos? ¡Te dije que no lo hagas! Agradece que el Yasí Yateré arrebató tu bolita y no a vos!”, la mamá de Marcos gritó.
“Perdón, mamá”, él respondió avergonzadamente.
Desde ese momento en adelante, Marcos siempre obedeció a su mamá. Él no se escapaba a ningún lado. Aunque él casi nunca tenía sueño después del almuerzo, él se iba a la cama y se quedaba con su mamá en la habitación hasta que sus padres y sus hermanos se despertaban. Él siempre pensaba en esta leyenda. Él estaba ansioso por descubrir si la leyenda era cierta o no. Cuando era niño, él siempre les decía a sus amigos que no salgan durante la hora de la siesta. A veces él les contaba a sus amigos acerca de la leyenda guaraní y la experiencia paranormal por la que él había atravesado. Sus amigos solo se reían de él y él se sentía algo vergonzoso. La verdad es que él nunca se olvidó de esta extraña situación que le ocurrió. Él siempre se preguntaba si la leyenda era cierta o no.
En el presente Marcos es un adulto. Él está muy interesado en la literatura regional de Formosa. De hecho, a él le encanta leer leyendas guaraníes. Él a veces visita un museo llamado Museo Regional del Noreste de Formosa, ubicada en Laguna Blanca, una pequeña ciudad a 30km de Riacho He-Hé. A él le gusta muchísimo este museo porque él aprende mucho sobre las leyendas guaraníes allí. La que él siempre recuerda es la leyenda del Yasí Yateré.
Lo que Marcos dice ahora es que aunque él aún no puede asegurar si esta leyenda es cierta o no, la única conclusión satisfactoria a la que él puede arribar es que su mamá le hablaba de esta leyenda y aprovechaba esta excusa para poder dormir tranquila su siesta y cuidarle a él al mismo tiempo. De lo que él está seguro es que esta leyenda guaraní aún está viva y sigue pasando de generación en generación. La gran pregunta es: ¿Quién arrebató la bolita de Marcos y la colocó en la mano de su mamá?
¿Marcos realmente se quedó dormido en lugar de estar fingiendo dormir? Si fue así, ¿Marcos estaba soñando con el Yasí Yateré porque su mamá le había hablado sobre este antes de ir a dormir? Si no fue así, ¿Marcos solo estaba inventado una muy buena excusa para que su mamá no lo regañe por salir de la habitación durante la hora de la siesta? A pesar de todas estas especulaciones, durante su niñez Marcos siempre aseguró que ambas cosas eran misteriosas como así también reales: que su “bolita” desapareció y que apareció de repente en la mano derecha de su mamá. Él pensó que era el Yasí Yateré quien hizo eso. Nunca descartó el hecho de que su historia pudiera ser cierta. Pero, ¿fue el Yasí Yateré quien tomó la bolita y la dejó en la palma de la mano derecha de la mamá de Marcos? Si la leyenda fuera cierta y Marcos había desobedecido a su mamá, ¿por qué el Yasí Yateré no le arrebató a Marcos después de todo?
Mark and the Yasí Yateré
Marcos Sebastián Bobadilla
Once upon a time Mark, a jolly seven-year-old boy, left his newly-painted room and started to play alone in the spacious backyard of his modest three-bedroomed house when something strange suddenly happened to him in a chilly windy afternoon in midwinter.
Mark lived with his parents and his three brothers in a tiny town called Riacho He-Hé situated in the province of Formosa, in the northeast of Argentina. Mark was a stubborn and naughty boy who always found the way to get away from his windowless room while everyone was sleeping during the “siesta” time.
Every day Mark used to take a siesta with his mom after lunch. The siesta was sacred to his parents, especially to his mom. His mom always told him not to play outside during the siesta time because the “Yasí Yateré” would appear and snatch him. His mom told him that it was a small goblin from the Guarani mythology. It was like a little boy with blond hair that put on human voices and got angry with disobedient kids whom he took away. Mark, as always, ignored that Guarani legend. He thought his mom only wanted to frighten him in some way or another. In spite of this, every now and then she talked him into taking a siesta by promising that she would buy him sweets later.
In the backyard, under a giant mango tree, Mark loved playing with his “bolitas”, glass marble balls with which kids, like him, used to play. As all his friends couldn’t go out over the siesta time because their parents didn’t allow them to do so, he played outside by himself. He had a big plastic bottle in which he kept his glass marble balls made up of distinctive colors and sizes. Mark adored them quite a lot.
One siesta his dad put his brothers to bed in one bedroom and his mom put him to bed in the other bedroom and everyone started to sleep. However, Mark’s mom didn’t notice that he was just pretending to be sleeping. When he realized his mom was sleeping deeply, he immediately made up his mind and escaped silently. He got out of bed, squatted and crawled across the floor until he eventually reached the locked wooden door. The key was on an old square wooden table next to the door. He took the key, opened the door carefully and went outside. Afterwards, on his way to the backyard he took five glass marble balls out of the bottle.
Mark was playing joyfully with his glass marble balls in the backyard. Everything was going on wheels till he lost one of them. He lost the very one that he adored most. He examined the ground tons of times. He saw it nowhere. Though he had been looking incessantly for it for an hour or so, he didn’t manage to find it anywhere. As a result, he was desperate and upset. To make matters worse, his mom was about to wake up in a few minutes. Every day his mom used to wake up at 4 p.m. in the winter because at that time she fried “bollitos”, sweet buns, and spread them with “dulce de leche”, a sort of milk caramel spread. His mom sold them to the neighbors who liked drinking “mate” in the cold afternoons.
It was around 4 p.m. Mark still kept on looking for his favorite glass marble ball when he heard a familiar voice on the spur of the moment. He thought his mom was calling him. Frightened, he took his four small glass marble balls and went to bed at once. Mark took a deep breath, opened the door and entered the bedroom. Then, he put the key on the table, squatted and started to crawl till he got into bed. His mom was sleeping so deeply that she didn’t hear the annoying sound the door made as it was closed. To his utter surprise, he found his favorite glass marble ball in his mom’s right hand. He went terribly pallid and began to shake like a leaf. He couldn’t believe what he had seen.
“The bolita I lost”, he whispered.
Some minutes later his mom yawned and opened only her right eye because she still felt rather drowsy. All at once, she felt someone was shaking. Then, she woke up and found out that Mark was shaking beside her.
“Are you fine?”, she murmured worryingly. “You’re shaking, Mark. Do you have fever? Let me see”. Then, his mom touched Mark’s forehead.
“Mom, is the legend of the Yasí Yateré true?”, he asked in a soft husky voice.
“Oh, Mark! Don’t be silly. You believed me, didn’t you?”, his mom continued. “I always tell you that because I want to sleep after lunch and I don’t want anything bad to happen to you when I’m not around you. My mom always told me about this legend because in this way she convinced me to take a siesta with her. Why are you asking this question?”
“I heard you call me but you were sleeping deeply. I heard your voice, mom!”, Mark said.
“You might be dreaming of me, Mark”, his mom added and smiled.
“I lost my favorite bolita while I was playing in the backyard. But then it appeared in the palm of your hand. Believe it or not, I think the Yasí Yateré, all of a sudden, snatched it and put it into your right hand”, Mark claimed.
After she had just heard the last word coming out of Mark’s mouth, she got extremely furious because her son disobeyed her. “Did you get out of bed and leave the room, Mark? I told you not to! Be grateful that the Yasí Yateré snatched your bolita and not you!”, Mark’s mom shouted.
“Sorry, mom”, he answered embarrassingly.
From that moment on, Mark always obeyed his mom. He didn’t escape anymore. Although he was almost never sleepy after lunch, he went to bed and stayed with his mom in the bedroom till his parents and his brothers woke up. He always thought of this legend. He was eager to figure out whether the legend was true or not. When he was a child, he always told his friends not to go out during the siesta time. From time to time he told his friends about the Guarani legend and the paranormal experience he had gone through. His friends just laughed at him and he felt somewhat ashamed. The truth is that he never forgot about that strange situation that happened to him. He always wondered whether the legend was true or not.
At present Mark is an adult. He is very interested in Formosa’s regional literature. As a matter of fact, he loves reading Guarani legends. He sometimes visits a museum called Northeast Regional Museum of Formosa, located in Laguna Blanca, a small city 30km away from Riacho He-Hé. He does really like this museum because he learns a lot about the Guarani legends there. The one that he always remembers is the legend of the Yasí Yateré.
What Mark says now is that even though he still can’t assure whether this legend is true or not, the one and only satisfactory conclusion he can arrive at is that his mother used to tell him about this legend and seized on this excuse for being able to quietly take their siesta and look after him at the same time. What he’s certain about is that this Guarani legend is still alive and keeps being passed on from generation to generation. The big question is: who snatched Mark’s glass marble ball and put it into his mother’s hand?
Did Mark actually fall asleep instead of pretending to be sleeping? If so, was Mark dreaming of the Yasí Yateré because his mom had told him about it before they went to bed? If not, was Mark just thinking up such a good excuse so that his mom didn’t scold him for leaving the room during the siesta time? Despite all these speculations, over his childhood Mark always assured that both facts seemed mysterious as well as real-like: that his “bolita” disappeared and that it turned up in his mother’s right hand. He thought it was the Yasí Yateré who did that. Never did he discard the fact that his story could be true. But, was the Yasí Yateré who took the glass marble ball away and left it in the palm of Mark’s mom’s right hand? If the legend were true and Mark had disobeyed his mom, why did the Yasí Yateré not snatch Mark after all?

Me encantó la historia. Estoy en 6to año de secundaria y en un futuro me gustaría estudiar el profesorado de Inglés.